¿Qué es el vino turbio gallego?
Publicado el: 05 de abril de 2022
Cada vez es más común que las bodegas no filtren sus vinos para evitar quitarle ciertas propiedades naturales, esto permite que podamos encontrar los llamados vinos turbios.
Saber qué es un vino turbio nos permite conocer más de este amplio mundo en el que la vid es la gran protagonista al generar deliciosos caldos que consiguen robarle suspiros a más de un apasionado. Sin embargo, es importante aprender a identificar un vino turbio por naturaleza a uno por defectos en su elaboración.
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¿Qué es un vino turbio?
Técnicamente un vino turbio es aquel que carece de transparencia como consecuencia de las materias coloidales en suspensión, es decir, que durante el proceso se han dado algunas alteraciones.
Dicho de otra manera, puede ser que la fermentación no se haya terminado de forma correcta, existan rastros de sedimentos, se dio infección durante la elaboración, entre otras causas.
En Galicia, el vino blanco turbio es una bebida tradicional gallega que proviene de la elaboración de vinos caseros en la zona del ribeiro, y destaca por su alta acidez, frescura y sabor suave, aunque con un punto dulce, lo que lo hace completamente encantador.
Antiguamente la población autóctona de la zona apreciaba este vino blanco aunque fuera turbio. Actualmente en muchos restaurantes este vino ha ganado popularidad, ya que es un vino muy demandado por los clientes.
El vino blanco turbio de Galicia es un vino diferente, que se elabora a temperatura baja, evitando el precipitado de las levaduras y conservando el carbónico propio de la fermentación alcohólica. Lo que da como resultado un vino de aspecto turbio con una ligera aguja que permite su embotellamiento para su consumo en el momento preciso.
¿Cómo se hace el vino turbio?
Lo más importante es conocer los factores que pueden llevar al líquido a no presentar la claridad que siempre se busca o a la que estamos acostumbrados. Para muchos la turbidez es sinónimo de desechable y no por estar turbio estamos frente a un vino en malas condiciones.
Las causas más comunes que originan un vino turbio son:
- Fermentación incompleta:
Puede pasar que tengamos un vino turbio en casa y que la consecuencia de ello sea que todavía está fragmentándose. El vino normalmente termina de fermentar cuando alcanza una gravedad de 990 o menos, pero los cambios de temperatura o el movimiento pueden reactivar la levadura restante presentes en el proceso. - Presencia de sedimentos:
Luego de la fermentación puede que el vino conserve sedimentos, si el caldo no se pasa por un filtro para su embotellado puede que estos sedimentos terminen dentro de la botella originando turbidez. - Presencia de neblina de pectina:
La pectina es un compuesto natural de la fruta y se usa con frecuencia para hacer mermelada debido a su consistencia. Por lo general se degrada durante la fase de fermentación, sin embargo, algunas frutas contienen un nivel de pectina más alto que otras por lo que si no se utiliza la enzima péctica el vino puede permanecer turbio. - Precipitación del vino:
La precipitación es causada por sustancias en el vino formadas por fermentación excesiva, en el caso de los vinos tintos esta precipitación suele tomar la forma de taninos, asemejándose al polvo.
Mientras que, en los vinos blancos, la precipitación habitual se da por el ácido tartárico, que formará cristales. - Infección del vino:
Cuando un vino se infecta comienza a desprender un mal olor, este puede ser agrio como de acetona y pasa cuando el caldo se convierte en vinagre. La mala utilización de los equipos, la no higienización de los mismos, la exposición al aire o la incorporación por accidente de una levadura extraña desencadena estos factores que alteran el vino y generan además del mal olor, un sabor agrio y una nube densa que hace ver turbio el caldo.
Sin embargo, como hemos mencionado anteriormente, que tengamos un vino turbio no quiere decir que este se encuentre malo, solo debemos prestar atención a todo lo que engloba.
¿Cómo se sirve un vino turbio?
Puede que al ir al mercado a comprar una botella de vino nos topemos con una que presente cierta turbidez, y como no somos expertos en el tema la compremos y luego nos percatamos de este aspecto y sintamos que estamos en problema.
No deseches el vino, dale la oportunidad y disfruta de él, ya que algunas bodegas han comenzado a evitar el filtrado de algunos caldos para conservar más sus cualidades.
La mejor forma de servir un vino turbio es la siguiente:
- Dejar reposar la botella en posición vertical y sin moverla.
- Al colocar la botella en posición vertical conseguiremos que las sustancias en suspensión y que generan la turbidez del vino se precipiten al fondo de la botella poco a poco.
- Una vez que observemos que las sustancias se han precipitado y se encuentran en el fondo, es momento de mover de forma cuidadosa la botella.
- Descorchar la botella con mucho cuidado, para ello se debe mover la mano que sostiene el sacacorchos y no la botella la cual debe permanecer completamente inmóvil.
- Si movemos la botella con las sustancias en el fondo, debemos hacerlo con movimientos pausados lo que evitará que los sedimentos se mezclen nuevamente con el vino.
- Al servirlo es necesario inclinar la botella lo preciso y no volcarla lo que permitirá que el caldo caiga de forma lenta y pausada dejando abajo los sedimentos que hacen turbio al vino.
- Utilizar los hombros de la botella para retener los sedimentos ahí y evitar con ello que estos caigan en la copa.
- Dejar en la botella el último cuarto del vino ya que ahí estarán presentes los sedimentos que dan pie a la turbidez del vino y si se vierten en la copa vendrán automáticamente con el caldo.
Queremos aclarar que no todos los vinos turbios deben pasar por este proceso, en el caso de los vinos blancos turbios gallegos que son naturalmente así, se aconseja consumir bastante frío entre 4°C y 6°C para disfrutar de todo su esplendor.
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